* Capítulo 3 *
Julio y Claudia se conocieron siendo aún muy jóvenes, en un café de la zona universitaria de Moncloa, donde ambos empezaban sus estudios superiores. Unas perdidas miradas se encontraron en mitad de la nada de aquel lugar, convirtiendo esa eclosión en una aurora boreal de pasión irracional. No era la primera vez que se habían visto, pero aquel momento había sido el detonador para que sus caminos se enlazasen y se creara un vínculo sempiterno entre ellos. Todo estaba siendo muy rápido, y su relación se iba fortaleciendo día a día. Su conexión había generado una serendipia mutua. Y eso era algo fastuoso y difícilmente repetible, para ser pasada por alto.
Julio separó sus posaderas del taburete donde descansaban mientras disfrutaba de un café con leche, se levantó y se acercó con paso firme hacia ella. Y un simple —¡Hola! —con una seguridad imperial, y una mueca en forma de media sonrisa, bastó para que ella le respondiera de la misma manera. La mecha se había encendido.
Así empezó su historia de amor, aunque esa velocidad para alcanzar el primer clímax en una atracción física mutua, había quedado relegada a un segundo plano, por la inmersión profunda de ambos en sus obligaciones académicas, siempre culminadas con las mejores valoraciones.
Dando paso así, a un cambio irrefrenable en su tipo atracción, que aún siendo convergente en algún punto del espacio en primera instancia. Se fue transformando de un plano de la atracción física a la intelectual. El respeto estaba inalterado —como su amor. Permitiendo fluir las ansías de crecimiento profesional en sus diferentes áreas. Pero poco a poco, sus momentos de intimidad física se fueron segregando y espaciando más y más en el tiempo.
Lo que les restaba mucho tiempo para dar cabida a una promesa del pasado, que no era otra que crear una nueva vida fruto de su unión. Había que esperar, al menos, hasta que sus futuros estuviesen claramente bien dirigidos y enfocados en una proyección profesional sin ambages, para poder empezar a abandonar los diferentes métodos de protección usados en sus encuentros casuales, y evitar los embarazos no deseados en ese momento del espacio-tiempo. Pero cuando quisieron reaccionar y dar el paso definitivo, ya los cuarenta se aproximaban peligrosamente en el horizonte.
Pero las ganas por tener descendencia no decrecieron, aunque si la probabilidad de éxito en la capacidad de engendrar un nuevo ser.
—Síguelo Mírando con los ojos de la juventud que aún no nos ha abandonado. —Sonreía Julio.
Claudia le miraba embelesado a sus labios cuando lo pronunciaba.
—Hoy en día las parejas tienen hijos incluso cuando la mujer alcanza los cuarenta y cinco, si no incluso alguno más. —Le repetía Julio, intentando aportar un ápice de ánimo, para seguir intentándolo. Aún era posible. —Aún no era tarde.
—Lo conseguiremos, —no me cabe la menor duda. —Mentía, no sin denuedo.
Y en su rictus, quería esconder un miedo atroz de no ser capaz de conseguirlo. Esa seguridad de la juventud se iba diluyendo de alguna manera con el paso de los años. La edad empezaba a ser un problema en muchos aspectos.
—Soy consciente Julio, que somos capaces de lo que nos propongamos. —Una tímida sonrisa se apagaba en el rostro de Claudia. —Tenía muy presente, que lo habían intentado muchas veces, buscando los mejores momentos de fertilidad, pero no habían sido capaces.
Ella seguía siendo fértil, pero las pruebas que la habían realizado a él, habían dado resultados negativos, en la calidad de su esperma.
Lo que Julio sentía hacia Claudia era algo inefable, y quería devolvérselo con una maternidad que ella se merecía más que nadie en el mundo.
Sus quebraderos de cabeza eran muy limitantes desde que supo, que el verdadero origen del problema estaba en su lado.Tenía que hacer todo lo que estuviese en su mano, para corregirlo, se seguía sintiendo fuerte para seguir luchando.
Había estudiado el grado de literatura general en la facultad de filología e iniciado posteriormente su trayectoria profesional en diferentes investigaciones dentro de la propia universidad complutense de Madrid. Incluso llegando a conseguir una cátedra allí.
Tenía que apostar por una rama completamente diferente a lo que se había formado hasta entonces, y que le diera una nueva visión hacia su nuevo propósito, y no era otra que apostar por una ingeniería genética que potenciara la capacidad de reproducción de sus espermatozoides, y que junto a su habilidad demostrada como investigador durante sus años en la universidad, le pudiera proporcionar un poderoso aliado, y así conseguir ese objetivo. Para poder luchar en alcanzar una solución a un problema suyo, que de alguna manera, ellos mismos habían creado, apostando inicialmente mas en lo profesional y dejando a un lado lo personal, cuando seguramente aún había calidad en sus aportaciones.
Había una promesa por delante que cumplir que tenía muchos visos de ser utópica. Era un reto muy importante, y que tendrían por delante como pareja inefable. No podía ser él quien tirara la toalla y dejarse vencer por las adversidades de la vida.
Multiplicó sus esfuerzos y su imaginación, para obtener el doctorado en el menor tiempo posible, y poder optar a encontrar una posición estratégica para seguir una idea que le obsesionaba, y que fue concebida desde su capacidad, y un profundo dolor.
El esfuerzo y el tiempo invertido en una gran empresa de desarrollo genético la permitió ir subiendo de posición en una nueva área en la que se estaba invirtiendo un músculo económico muy poderoso, con el propósito principal de investigar para modificar, y desarrollar embriones alterados genéticamente. Para así mejorar las capacidades de los sujetos que finalizaran satisfactoriamente un protocolo exhaustivo en la ejecución y control. Se empezaba inicialmente modificando durante una primera fase llamada de «prechanging», en ambos interventores —óvulo y espermatozoide el ADN con una técnica muy ingeniosa, y posteriormente con el avance de la tecnología, se incluyó una segunda fase, añadiendo un agente de IA específico a nivel cerebral, aplicando una técnica de reprogramación sináptica cerebral a nivel de axones y dendritas, llamada «reprochild». Todo ello, gracias a los estudios e investigaciones llevados a cabo por el equipo de reproducción asistida modificada avanzada, dirigido por doctor Julio de Velasco.
Cuando ya el proceso se encontraba estabilizado y verificado satisfactoriamente, y en una fase de ejecución nominal. Julio aprovechando su posición, introdujo en la cadena de procesamiento, una colección de sus espermatozoides, junto con un óvulo de Claudia que accedió a la petición de éste, —para un estudio de un proyecto muy importante que estaba realizando en la empresa que le permitiría dar un nuevo salto crucial en la compañía a la que estaba dedicando tanto esfuerzo.
Aunque por muy bien estudiado y diseñado que estuviese el protocolo y la ciencia tras ello, como en todo, también existían los errores humanos. A pesar del importante desembolso económico que se había invertido en el proyecto, para tener a las mejores mentes.
Pero la responsabilidad de Julio terminaba cuando el sujeto se daba por válido. Nunca quiso profundizar más allá de los sujetos finalizados satisfactoriamente, porque de alguna manera le generaba un terrible dolor que le recordaba su imposibilidad natural de fecundar una especie viva. Esa incapacidad de no poder crear algo como el deseaba, le llevó a no involucrarse jamás en la búsqueda de una solución a los problemas que surgían cuando habían errores, mientras que ellos jugaban a ser dioses.
* * *
El sonido estridente del politono en su Nokia 3210, se expandía en su oscuro cuarto y extraía de los brazos de Morfeo a Víctor Fonseca, mientras un profundo ronquido expulsaba, tras una apnea del sueño que estaba padeciendo nuevamente y en ese preciso instante. Era una llamada desde el departamento de seguridad de SoftwareGenetics, de la que él era el máximo accionista y presidente. La llamada se reflejaba en el display del teléfono, ya que era uno de los dos únicos contactos, que tenía almacenado en ese teléfono, que solamente era utilizado para emergencias relacionadas de su mundo empresarial.
Mientras intentaba disimular su bostezo, con una voz con la que quería transmitir su energía característica, y una ira desbordante a partes iguales, por haber sido molestado a esas horas de la madrugada. Bramando mientras algún esputo salía disparado de sus fauces, bramó:
— ¿Quién cojones me llama a estas horas? —Ya puede ser importante, lo que me quieres transmitir.
—Lo es, señor Fonseca. —Un hilo de voz trémula asomaba al otro lado de la línea telefónica.
—Ha desaparecido un espécimen modelo SB1002 del área de defectuosos en nuestra sucursal en Robregordo. —Concluyó para dar por finalizado su alegato, por haber molestado al mandamás de la compañía, siendo además muy consciente de las horas de la llamada.
—¿Cómo es posible que haya podido salir de nuestras instalaciones sin la aprobación del responsable de seguridad?. —Se expresó maldiciendo.
—Los productos defectuosos no necesitan tal consentimiento, únicamente queda registrado en una base de datos gestionada por la responsable de ellos. Ha sido a quien nos hemos puesto en contacto como primera opción, pero no hemos sido capaces de localizarla, sale fuera de cobertura. Además el hecho de no poder detectar la señal en nuestro panel de control del sujeto, nos ha hecho el trabajo más complicado. Pero gracias al sistema de control del personal, hemos sido capaces de encontrar la ubicación del GPS que tenemos instalado en su vehículo, y que nos ha llevado a un granja recóndita relativamente cerca de Somosierra.
—Algo bien habéis hecho al menos... —comentó sarcásticamente.
—Enviadme inmediatamente las coordenadas de su posición. —Colgó bruscamente un Víctor iracundo, el cacharro que le había perturbado.
* * *
A los sujetos modificados y finalizados satisfactoriamente, tras pasar un proceso de formación y programación muy vigilado, se los integraban a la sociedad, pero siempre bajo la tutela de SoftwareGenetics, controlados y contabilizados por un sistema en forma de código de barras, y un geolocalizador incorporado en una parte de su cuerpo, para poder ser ubicados en tiempo real, antes de su paso final a la vida real .
Pero aquellos productos que durante el proceso de modificación genética no finalizaban satisfactoriamente, un proceso que se daba por terminado, tres meses después de la primera fase celular, para poder aplicar el protocolo de modificación cerebral con IA, mientras tenían un cerebro aún en una fase de desarrollo muy primigenio. Fuese cual fuese la tara detectada, tenían un destino muy diferente, y un protocolo completamente divergente del anterior que se aplicaba. Donde las estrictas normas de localización, dejaban de existir. Ya que su destino final, era ser desechados tras pasar por un sistema de desintegración orgánico, que era una máquina que tenía como misión eliminar todo rastro de los productos desechados. Tras ser dados de alta en un registro de entradas y de salidas, tras finalizar este proceso alternativo.
Este departamento estaba gestionado por una menuda, excéntrica y trabajadora insaciable, con grandes dotes para poder llevar a cabo semejante labor de extracción de la vida.
—Es un trabajo muy muy difícil, al fin y al cabo aunque modificados, y les llamemos productos —¡son humanos!.
—Peor aún, ¡son bebés!, por el amor de dios. Maldecía mientras sus lágrimas humedecían la almohada de su cama, las noches que el alcohol y las drogas no hacían el efecto deseado, en sus lúgubres y solitarias noches.
Esa noche, había llegado un producto defectuoso más, pero algo le removió por dentro...
—¡Debo ejecutar el protocolo e introducirlo en la licuadora, así llamaba al equipo donde introducía a los defectuosos. —No había pasado el control de calidad. —¡Porque tenía los dientes muy desarrollados para su edad reflejaba el documento de la tara!, ¡pero si se desarrollan mucho más rápido de lo normal!. —¿Cuál es el problema?... —¡No puedo consentirlo. Tengo que evitarlo a toda costa!. — En su disquisición mental bailaban sus pensamientos.
—Puede ser querido por alguien allí afuera. —estaba pensando en su hermano, mientras se le escapaban esas palabras.
Ella se llamaba June, y era la mano derecha del ingeniero jefe del departamento de investigación y desarrollo en el proyecto Saras.
—¿Qué hago ahora?.
Quizás conozco a la persona adecuada que nos podría ayudar. Sabía que estaban buscando tener un hijo y que no lo conseguían, pero no podría saber de donde lo había obtenido, ni que era ella...
Registró al niño en el sistema, como si se hubiese completado el protocolo correctamente de deceso. Se montó en el coche que la empresa le había habilitado para sus desplazamientos laborales, con el niño y se puso en marcha.
El señor Fonseca, una vez finalizada la llamada con emergencias de seguridad, marcó el segundo contacto que disponía en la agenda del teléfono.
—Tengo una orden de alta prioridad. —Ordenó Víctor.
—Me pongo inmediatamente con ello, deje todo en mis manos. —Afirmó al otro lado de la línea.
—Es muy importante. Localiza y lleva a la central, a un bebé de unos pocos meses que se debe encontrar en la dirección que te estoy enviando en este mismo momento por mensaje de texto.
—Le aviso en cuanto esté el bebé en mi poder. —El contacto afirmó sin un ápice de duda, que conseguiría realizar el encargo del gran jefe.
Continuará con una nueva visión ...
,Saludos
Jose Mompeán
Hozay como nick de guerra
Nota mental: Cuando encuentre mi propósito en esta vida 2.0, abriría llegado el caso, RRSS literarias, ahora son personales o profesionales propiedad de mi versión 1.0